Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes XXV del Tiempo Ordinario. Mateo 9, 9-13
Fiesta de San Mateo, Apóstol y Evangelista.
Creo que hoy se dan elementos importantes para contemplar: por un lado cómo es el Señor quién se acerca a cada uno y le llama en donde cada uno vive su vida, la llamada del Señor.
Y por otro lado, las palabras del Maestro que dejan muy clara cual es su identidad: «Quiero misericordia y no sacrificios». Nuestro Dios, el Dios de la compasión y la comprensión.
Podemos dedicar un tiempo a contemplar la escena: visualizar a Jesús, como se mueve, como se dirige a Mateo, cómo está en su casa, como responde a los que lo critican. Y saborear internamente esas palabras: «quiero misericordia»
Qué sintamos como hoy el Maestro se dirige a cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre, sabe bien quién somos, y nos recuerda «he venido a buscarte y llamarte, y quiero el amor de ti para tus hermanos».
José Luis, vuestro Párroco