Para leer el Evangelio: sábado 3 octubre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Sábado XXVI del Tiempo Ordinario.  Lucas 10, 17-24

En mitad del éxito, Jesús nos hace ver qué es lo importante: nuestros nombres están escritos en el cielo, en el libro de la vida…yo diría en el corazón de nuestro Dios.

Creo que esta realidad nos puede dar una gran seguridad y aportar una forma de vida en nuestro caminar: sentir que estamos en manos de nuestro Dios. No de cualquier manera, sino inscritos en lo más hondo de su corazón.

Naturalmente para descubrirlo hace falta lo que el mismo Señor va a indicar: ser, vivir, sentir de forma sencilla: somos débiles, desvalidos, casi sin consistencia. Un pequeño virus nos ocasiona la muerte y rompr nuestro estilo de vida (y nos creíamos tan seguros y fuertes).

Se puede vivir con seguridad y con paz: nuestro nombre está inscrito en el corazón de nuestro Dios. Nada nos puede apartar de Él.

Descubrir esto nos puede llevar a sentirnos como indica el Señor: débiles, pero seguros. Inmersos en Él. Más que todos los reyes y presidentes de la tierra, más que todos los sabios, entendidos. Intelectuales del mundo, mucho más que los prepotentes y soberbios: sentirnos abrigados en las manos de nuestro Dios. Y vivir así de forma serena, pobre, humilde, sin pretender grandes cosas, viviendo el amor del que ama dulcemente, pero con intensidad, sin dejar de amar.
Pongamos ante Él nuestra vida. Vivamos sus Presencia amorosa y amistosa. Pongamos ante Él a todos aquellos a quienes queremos y amamos, y pidámosle sentirnos inscritos en su corazón.

José Luis, vuestro Párroco