Para leer el Evangelio: viernes 16 octubre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Viernes XXVIII del Tiempo Ordinario.  Lucas 12, 1-7

Tengo la experiencia de tener gatos. Siempre me han gustado los animales. El maltrato humano y animal es una de las realidades que más me aterran.

El maltrato, en cualquiera de sus formas: físico, psíquico, irónico…me asquea. Tanto en personas como en animales.

Para mi es maravilloso el abrazo: hay tanto contenido en un abrazo con una persona. Igual que el acurrucar a un gato o perro…que se deje, claro.

El Evangelio de hoy nos habla de esos abrazos: tenemos un Padre del cielo que nos abraza. Utilizando la comparación del propio Evangelio: estamos en sus manos como un gorrioncito. Acunados en sus manos de Padre y Madre.

Hoy al leer y releer este pasaje evangélico, y al contemplarlo en el silencio podemos tener en la cabeza la última frase: “no hay comparación entre nosotros y los gorriones”. Nos podemos sentir acunados en las manos del Padre, que nos ama y nos desea intensamente.

José Luis, vuestro Párroco