Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado XXX del Tiempo Ordinario. Lucas 14, 1.7-11
Creo que el Señor nos vuelve a mostrar dos cuestiones importantes: por un lado, saber elegir, tener cierta «sabiduría humana», o saber estar.
Por otro lado, lo más importante, caer en la cuenta un día más de quién es Él.
El estilo y talante de Jesús es claro: el mismo Señor se «ha abajado», ha dejado su dignidad y naturaleza de Dios, y se ha hecho uno de tantos, uno de los nuestros. Con todas nuestras limitaciones.
Ante un mundo que magnífica la presencia, la apariencia, y el olor de multitudes y aclamaciones, el Señor pasa por ser uno de los últimos, de los que no valen, de los que no cuentan. Los que cogen el metro todas las mañanas para ir a trabajar, y nunca saldrán en las revistas de moda o de la jet, sino que son de los de la vida «escondida». Nuestro Dios elige ser «uno de estos»
Pero desde esa opción nos deja bien claro qué es lo importante y lo que vale, lo que realmente da vida, y hace persona tanto a cada uno, como nuestro mundo humanizándolo (como hizo Él)
Hoy la Palabra nos invita a contemplar a Cristo, con toda su generosidad hacia el ser humano: por puro amor, Dios elige ser uno de los últimos. Contemplarlo, dejar que nos cale hondo, y vivir con Él. Para ir siendo como Él.
José Luis, vuestro Párroco