Para leer el Evangelio: miércoles 2 diciembre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Miércoles I del Tiempo  de Adviento.  Mateo 15, 29-37

Un Evangelio para visualizar y contemplar: Jesús curando, acompañando, buscando cómo hacer…

Creo que una vez que hemos leído y releído despacio este pasaje evangélico, y “visto” a Jesús en y entre la gente que le sigue, nos toca contemplar las actitudes del Maestro: inmerso entre las personas, cura y salva, se preocupa por ellas, tiene compasión y sirve.

Nuestro Dios es el Dios de la compasión. Ante este grupo grande de personas, el Señor no hace otra cosa que salvar y tener lastima de ellas. No con un sentido paternalista que anula a las personas, sino contando con ellas, y sirviendo, buscando siempre cuidar al ser humano.

Darnos cuenta un día más que nuestro Dios es el Dios de la vida. Él es quién está realmente en nuestro interior y nos llena de vida. Contemplar su tarea y su forma de ser siendo uno como nosotros, nos puede ir transformando poco a poco en alguien semejante a Él. Sabiendo que “su primera tarea” en nosotros es llenarnos de vida, porque lo que hacía con aquella gente, hoy lo hace en nosotros y con nosotros, con cada uno: nos salva y cura, tiene compasión, nos sirve, y nos llama a dar vida a los demás.

José Luis, vuestro Párroco