San Enrique de Ossó es uno de los hombre de Dios que contribuyeron en su tiempo a mantener viva la fe cristiana en España, con una fidelidad inquebrantable a la Iglesia y la Sede Apostólica.
Nació en Vinebre (Tarragona) el 16 de octubre de 1840. Gravemente enfermo, recibió la primera Comunión por Viático. Durante el cólera de 1854, al perder a su madre, abandona todo y se retira a Montserrat. Una vez que vuelve a su casa, ingresa en el Seminario de Tortosa y es ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1867.
Desde niño tuvo devoción entusiasta por Santa Teresa de Ávila que inspira su vida espiritual y su apostolado. Sus clases como profesor en el Seminario no le impidieron dedicarse con ardor a la catequesis. Organizó una escuela de catecismo en doce Iglesias de Tortosa y escribió una «Guía práctica» para los catequistas. Reúne en asociaciones especialmente a los jóvenes, para quienes la revolución y las nuevas corrientes hostiles a la fe católica resultaban una amenaza.
Después de haber dado vida en los primeros años de sacerdocio a una «Congregación mariana» de jóvenes labradores, fundó la Asociación de «Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús». En el año 1876 inauguraba el «Rebañito del Niño Jesús». Los dos grupos tenían un fin común: promover una intensa vida espiritual, unida al apostolado en el propio ambiente. El Movimiento Teresiano de Apostolado (MTA) recoge en la actualidad el carisma teresiano de nuestro Santo para hacer de los niños, jóvenes y adultos, cristianos comprometidos mediante la oración y el apostolado.
Para facilitar la práctica de la oración a los asociados, Enrique publicó en 1874 «El cuarto de hora de oración», libro que el autor mandó imprimir 15 veces y del que hasta la fecha se han publicado más de 50 ediciones.
Convencido de la importancia de la prensa, inició en 1871 la publicación del semanario, «El amigo del pueblo» que tuvo vida hasta mayo de 1872, cuando por un motivo fútil de la autoridad civil, contraria a la Iglesia, fué suprimido. En octubre de ese año inicia la publicación de la Revista mensual Santa Teresa de Jesús y para formar a la gente humilde publicó en 1884 un Catecismo sobre la masonería fundado en la doctrina del Papa.
Su gran obra fue la Congregación de las Hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús que se extendió, viviendo aún el Fundador, por España, Portugal, México y Uruguay.
Sacerdote según el corazón de Dios, el Santo fue un verdadero contemplativo que fundió en sí con equilibrio extraordinario, un ideal apostólico abierto a todo lo bueno que ofrecían los nuevos tiempos. De fe viva, no miraba sacrificios ni oposiciones; en una época especialmente hostil a la Iglesia, anunció valerosamente el Evangelio con la palabra, con los escritos y con la vida.
Murió el 27 de enero de 1896 en Gilet (Valencia), en el convento de los Padres Franciscanos, donde se había retirado durante algunos días para orar en soledad.
Texto tomado de: vatican.va
Libro «el cuarto de hora de oración» en pdf: Cuarto Hora Oracion