Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana V del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 7, 31-37
Hay dos detalles que me gustaría tener en cuenta: lo apartó de la gente, y les mandó que no lo dijeran a nadie.
Cuando el Señor actúa siempre es para salvar. Nunca para condenar. Pero lo hace de forma tranquila, serena, apartada, sin grandes llamadas de atención ni aspavientos, en lo sencillo de estar en Él. Vivir su paz y su presencia en lo discreto y tranquilo, sin grandes elucubraciones, siempre en la paz y desde la paz. Acoger su ser, su Espíritu.
Dejarnos admirar por Él, como hacía aquella gente: «todo lo ha hecho bien…»
Sentir su Presencia en nosotros, para vivir y ser como Él.
Por ello es fundamental que en el silencio, en lo discreto, vivamos y contemplemos este Evangelio.
José Luis, vuestro Párroco