Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana I del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: Mt 5, 43-48
Volvemos a encontrar una rectificación de la Palabra de Dios…¡qué atrevido es Jesús! Esto le va a costar la vida…
Sin embargo, estas palabras hoy nos vuelven a revelar quién es el Señor realmente: Él es el Hijo de Dios que es capaz de orar y pedir no sólo por aquellos a quienes quiere y que le quieren, sino también por aquellos que le aborrecen y calumnian, y le odian.
Si leyéramos la versión de este pasaje evangélico en Lucas veríamos que dice “sed misericordiosos, como vuestro Padre Celestial…” Es decir, la perfección cristiana no es ser inerrante, estar libre de todo error, o ser infalible, sino es vivir el amor. Ser amor. Amar, tener misericordia.
Jesús es Aquel capaz de amar y orar por los que le odian, vivir la misericordia plenamente. Él es el Señor.
Vamos a leer y releer el evangelio despacio, a contemplar al señor, a dejarle un sitio grande en nuestro interior, y a pedirle que nos transforme en aquello que es Él: personas, mujeres y hombres, llenos de misericordia, de amor.
José Luis, vuestro Párroco