Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la octava de Pascua.
Lecturas: Mt 28, 8-15
Me gustaría que nos quedemos con las primeras palabras que dirige el Señor a las mujeres: “alegraos” y “no temáis”
La tristeza y el miedo de estas personas se transforman justamente en lo contrario: alegría y paz.
En Jesucristo Vivo y Resucitado todo se llena de vida, todo se transforma, todo cambia a mejor. A lo único mejor.
Hoy podíamos leer y releer este pasaje evangélico, ver esa transformación, y sentir también como el Señor nos cambia, nos llena de esa libertad y paz que solo Él puede dar.
Hoy podíamos hacer un pequeño ejercicio de contemplar y admirar la imagen de un Cristo Resucitado, y sentir que nos mira, nos sonríe y nos dice “alégrate, no temas, estoy contigo, en ti. Todo lo que te da miedo,no existe. Solo yo, contigo, con mi amor en ti”
Estemos un rato con el Señor. Vivamos este encuentro y dejémonos calar por Él.
José Luis, vuestro Párroco