Para leer el Evangelio: jueves 27 mayo 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Jueves semana VIII del Tiempo Ordinario.
Fiesta de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote.
Lecturas: Lc 22, 14-20

Pasado el tiempo pascual, se nos invita a contemplar y hacer nuestros algunos misterios o realidades del Señor. 

Hoy, se nos convoca a contemplar a Jesús, sumo y eterno sacerdote, único sacerdote de nuestra fe. Los ministros ordenados solo somos “sucedáneos” de Él, simplemente ejercemos un servicio en su nombre a la comunidad eclesial. Él, y solo Él, es el auténtico, el único importante.

Jesús se ofrece totalmente por toda la humanidad, por toda la creación. El mundo entero es la mesa de Dios, su altar, donde Jesús se entrega y nos convoca a la vida. Su entrega y su convocatoria es por amor. Un amor pleno, incondicional por cada hombre, por cada mujer. Se ofrece al Padre por nosotros.

Hoy me gustaría vivir dos aspectos: recordar las palabras del Señor: “ardientemente he deseado comer esta comida…”: Jesús nos quiere con deseo, con ardor nos llama a su mesa, con muchas ganas quiere estar con nosotros, con intensidad quiere que estemos con Él…

Cuando toma el pan, y toma la copa, antes dice el Evangelista, da gracias. Nuestra vida entera es un don de Dios. Su ofrecimiento va siempre unida a la acción de gracias. Tal vez tengamos que vivir así: dándonos cuenta de que nuestro ser es un puro acto de amor de Dios, un don suyo, dándole gracias por ese sublime don. Acción de gracias y ofrecimiento, igual que Jesús, de todo nuestro ser, cuerpo y sangre. Igual que Él.

Contemplemos hoy este misterio, Cristo Sumo, Único y Eterno Sacerdote, y vivamos unidos con Él.

José Luis, vuestro Párroco