Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Am 7, 12-15, Sal 84, Ef 1, 3-14, Mc 6, 7-14
Contemplamos hoy facetas del envío: Dios envía a su profeta apoyándose en un «hombre del común»: un pastor y cultivador de higos (el sicómoro).
Jesús envía a sus discípulos, personas que provienen también del «común», no son hombres especialmente intelectuales, ni aristócratas, ni especialmente religiosos.
Nos encontramos con que Dios se sigue fiando y confiando de los hombres, y nos ocupa su tarea, su misión: crear con Él un mundo nuevo.
Pero su gran proyecto, como indicaba Pablo, es hacer un mundo de hijos y de hermanos. Podíamos leer y dejarnos calar hondo por la carta de Pablo.
Hoy os invito a leer estas tres lecturas, a dejarlas reposar en nuestro ser, y a sentir esa llamada de Dios a sentirnos, lo somos, hijos amados de Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco