Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana XXX del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 13, 22-30
Volvemos a un texto difícil. A la pregunta sobre cuántos se van a salvar, el Señor no responde, y da unas palabras no fáciles de entender.
Si miramos un poco a Jesús, hoy nos encontramos con que aquel que “pasa” por la puerta estrecha es Él mismo. Jesús no busca padecer, ni busca que le maten. Todo ello es consecuencia de su vida y su forma de ser. Nos propone el amor y el perdón como forma y estilo de vida; su muerte en la cruz será por ser fiel a su opción de ser una persona más, sin “privilegios” por ser Dios. Morirá perdonando y acogiendo. Por ello es Él el primero que pasa por la puerta estrecha. Ama tanto que vive la dificultad como nadie. No busca el dolor, sino que este será consecuencia de su opción de vida.
Con este texto tan difícil, ¿qué nos pide a sus discípulos? Fundamentalmente, que nos identifiquemos con Él. El Reino está abierto a todas las gentes; a aquellos que tenemos el don de conocerlo, nos pide que poco a poco, seamos como Él. Tal vez de forma frágil, dubitativa, vacilante, pero que busquemos ser como Él, abiertos a Él.
José Luis, vuestro Párroco