Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana III del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: So 3, 14-18, Sal: Is 12, 1-3, Flp 4, 4-12 y Lc 3, 10-18
Tanto el profeta como al apóstol Pablo coinciden en el mensaje de hoy: alegraos, no temáis, Dios está muy cerca, en medio de ti.
Tal vez hoy en nuestro mundo, azotado por la pandemia, las grandes diferencias sociales y las injusticias, y tal vez en nuestro pequeño mundo familiar y cercano, lo cotidiano, hoy nos hace falta sentir estás palabras que Dios hoy nos dirige a cada uno y al mundo entero: no temas, estoy contigo, alégrate.
Sentir al Señor cercano, nos puede llevar a contemplar y vivir hoy también el Evangelio: la gente se acerca a Juan (este da palabras de vida y esperanza, habla en nombre de Dios), y les invita a la conversión, a cambiar, a dejar que Dios resuene más en nuestro interior.
Es de notar la grandeza del Bautista: un líder que es capaz de decir que el importante es otro, Aquel que va a venir, y todo lo va a llenar de vida: la conversión sería estar abierto a Él.
La gente pregunta a Juan “¿qué tenemos que hacer?”. Hoy también podemos preguntar lo mismo. Tal vez la respuesta sea :”deja que te llene, y luego vive conmigo en ti”.
Podemos leer despacio estas tres lecturas, y saborear las, y dejar que el Señor nos llene y nos habite. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco