Rafaela María del Sagrado Corazón de Jesús, religiosa española

SANTA RAFAELA DEL SAGRADO CORAZÓN, VIRGEN, FUNDADORA DE LAS ESCLAVAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Rafaela María Porras y Ayllón, nace en Pedro Abad (Córdoba)  en 1850. Tenía once hermanos y una hermana. En 1854 murió su padre en una epidemia de cólera y en 1869 murió su madre. A la edad de 15 años hizo voto perpetuo de castidad, dedicándose a la oración y al cuidado de enfermos y necesitados. Esto no fue del agrado de sus familiares, es especial de sus hermanos varones, quienes mostraron su desacuerdo con que su hermana menor se dedique a tales labores. Sin embargo, Rafaela enfrentó con calma esa oposición, confiando en que su familia terminaría aceptando el llamado que Dios le hizo al verla perseverar. Y efectivamente así fue. A pesar de la resistencia inicial, Santa Rafaela María perseveró en la vocación que descubrió tan precozmente.

Poco tiempo después de la fundación se trasladó con otras dieciséis religiosas a Andújar y después a Madrid, donde se les concedió la aprobación diocesana en 1877. Posteriormente, en 1887 el Papa León XIII aprobó la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Tantas eran las virtudes de que hacía gala la hermana Rafaela María que fue conocida como «la humildad hecha carne».

La congregación empezó a crecer con nuevas fundaciones: Córdoba (1880), Jerez de la Frontera (1883), Zaragoza (1885), Bilbao (1886), Cádiz (1890) y Roma (1892). Es nombrada superiora de la congregación en 1887 y pronto surgen las desconfianzas, las incomprensiones, el arrinconamiento, el largo y absoluto olvido; graves dificultades que surgieron en el gobierno, la movieron a renunciar a favor de su hermana Dolores en 1893.

“Dentro de Dios hemos de estar y de Él recibirlo todo” es una de las frases que más se recuerdan de Santa Rafaela María del Sagrado Corazón. Con 43 años, y relegada de todo cargo, se retiró a Roma, donde pasó los últimos treinta años de su vida en el olvido y el aislamiento, realizando duros trabajos y sufriendo pacientemente terribles humillaciones. El Año Santo de 1925 falleció, en 1952 fue beatificada y el 23 de enero de 1977 la canonizaron. Sus restos descansan en la Casa Generalicia de la Congregación en Roma. Como Santa Rafaela murió el día de Epifanía, su fiesta también se celebra el 18 de mayo, fecha de la beatificación y del traslado de sus restos.