Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana III del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 4, 26-34
Me entusiasman estás parábolas, y más con lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
Hoy la Palabra nos invita a dejarnos inundar y llenar por Dios. La vida es complicada y dura. Solemos pensar que todo depende de nosotros, y gran parte de nuestros supuestos bienestares personales nos invitan a pensar en ello.
Igual que los éxitos en las parroquias y comunidades. O nuestro desmedido afán a veces por un compromiso cristiano que nos llena de amargura y dolor.
Efectivamente, tenemos cada persona una opción que realizar, y unas acciones a llevar adelante, pero no podemos olvidar al auténtico protagonista de nuestra fe, y de nuestro ser más hondo: el Espíritu.
Hoy este Evangelio nos invita a dejarnos llenar de Espíritu, a poner en El nuestra vida, y a crecer por dentro, sabiendo que ello nos hace cada día ser más acogedores hacia afuera.
Estar con Él, y descubrirle como el auténtico motor de nuestra vida, de nuestro ser. Estar abiertos a Él.
José Luis, vuestro Párroco