Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana V del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Is 6, 1-8; Sal 137; 1 Cor 15, 1-11; Lc 5, 1-11
Estas lecturas me parecen increíbles y admirables: reflejan la tremenda experiencia de fe de tres personas: Isaías, Pablo y Pedro, además de otros apóstoles.
Reflejan un Dios que se acerca y se muestra. Fuera de las formas propias de hablar de cada autor (lenguaje profético, epistolar, narrativo…), estas lecturas nos muestran un Dios admirable, increíble, que nos sorprende y maravilla.
Pero además, este Dios, Misterio Absoluto, dignifica y eleva al ser humano: a Isaías le «toca con el ascua ardiendo en los labios y le purifica», a Pedro le levanta y le envía, a Pablo se le aparece y le confía una tarea y misión.
Son lecturas para leer, y dejarnos maravillar por su contenido.
Hoy también, Dios se nos acerca a cada uno, nos dignifica y hace hijos suyos, y nos envía a seguir con su misión: reconocer y amar a aquellos con quienes nos encontramos, también reconocidos por nuestro Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco