Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XII del Tiempo Ordinario: Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
Lecturas: Gen 14, 18-20, Sal 109, 1 Cor 11, 23-26, Lc 9, 11-17.
En un día tan ocupado como hoy es bueno que saquemos un rato para contemplar el misterio propuesto por la Iglesia para este domingo: contemplar y admirar el misterio de la presencia del Señor en el pan que se parte.
La vida de Jesús es una continua donación de sí mismo. Por ello desea quedarse en un gesto que resume toda su vida: el pan partido, pero un pan que no reparte nadie, sino que se parte y se da a si mismo.
Podemos ver cómo es Jesús en este texto evangélico: un hombre que habla y propone el proyecto de Dios para con el mundo: un mundo de hermanos y de hijos, donde todos tenemos el derecho a vivir con dignidad, el proyecto del Reino de Dios.
Un hombre que, como dice San Lucas, sana a quienes tienen necesidad de ello. Un hombre que se preocupa por los demás, y que implica a sus discípulos: “dadles vosotros de comer”. Y un hombre que sirve, y cuida la vida.
En definitiva, este texto presenta a Jesús “dándose, repartiéndose a los demás”
Por eso desea quedarse en ese símbolo del pan partido: su vida es así. San Pablo afirma que cada vez que participamos de ese pan, nos unimos con Él.
Hoy se nos invita a contemplar ese misterio desde esa unión con El, para , poco a poco, ser como Él.
Estemos con el Maestro.
José Luis, vuestro Párroco