Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XXXI del Tiempo Ordinario.
Lecturas:
Sb 11,22 -12, 2
Sal 144
2 Tes 1,11 – 2, 2
Lc 19, 1-10
Unos textos bellísimos para contemplar y orar con ellos.
Dios hoy se revela como el autor y la fuente de la vida, que ama intensamente toda la creación, como indica el texto del libro de la Sabiduría.
San Pablo nos recuerda que Dios con su gracia, con su fuerza, nos da capacidad para vivir nuestra misión, nuestra vocación, nuestro ser hijos de Dios.
Y Jesús el Señor ya es una maravilla: atento a todo lo que le rodea, es capaz de distinguir el corazón de quién le busca, de sumergirse en lo más íntimo suyo, en su casa, su hogar, de con su actitud de acogida y perdón, es capaz de llevar la salvación, y de vivir y recordar que su tarea siempre siempre es la de salvar.
Jesús, Dios que salva a todo ser humano.
Podemos leer despacio estas lecturas, saborearlas, y admirar al Señor, nuestro Dios, siempre atento a cada uno de nosotros, y siempre dispuesto a salvar y a amar.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco