Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes XXXI del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 5, 1-12a.
Día 1 de noviembre, fiesta de todos los Santos.
Esta es una fiesta entrañable: ¿cuantos santos “sin altares”, hay? ¿cuántas personas que hemos conocido y querido ya están en la gloria junto al Padre?
Pero tambien, ¿nos damos cuenta, me doy cuenta de mi, nuestra vocación a la santidad?
¿Qué es la santidad?
Este Evangelio nos muestra como es Jesús: el misericordioso, limpio de corazón, pacífico, sediento de paz y justicia… Él es el auténticamente Santo. El sólo Santo.
La santidad no es la perfección, sino contemplar al Señor, identificarnos con El, vivir como y con Él. Hacer nuestra en nuestra vida la comunión con el Maestro. Él habita en nosotros, estemos con Él, y dejémonos influir, transformarnos en Él.
Podemos hoy leer este Evangelio, contemplar cómo es el Señor, y pedirle: haznos como Tú. Estemos con Él.
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Texto…
José Luis, vuestro Párroco