Día de gozo porque llega la Navidad.
Ayer entramos en la Tercera Semana de Adviento que se inicia en ese Domingo que, al encontrarse en el ecuador de este Tiempo de esperanza y preparación para la Navidad, se denomina Gaudete. Esta celebración coincide con el Domingo Laetare. El matiz que les distingue es que Gaudete viene e gaudium que es gozo en latín y laetare es alegría. Ambos domingos en su tiempo anuncian un feliz acontecimiento: la llegada del Mesías inminente y la ansiada Pascua liberadora.
En el caso del Domingo de Adviento -que es el que nos ocupa- hace alusión al gozo de encontrarnos cerca del 25 de diciembre. Tomado de las palabras del Apóstol San Pablo en la Carta a los Filipenses donde dice Gaudete in Domino -Gozaos en el Señor-, se hace alusión a la alegría en medio de la esperanza.
La lectura paulina habla de seguir con regocijo que llega el Salvador y se hace una alusión mayor y más profunda a su Segunda Venida. Isaías anticipa más enormemente, si cabe, la Luz de las naciones e insta a preparar los caminos del Señor y el mismo Juan en el Evangelio durante el encuentro violento con los miembros del Sanedrín les dice que el Mesías ya está en medio de ellos. Este domingo es admitido también por otras confesiones cristianas.
Es el caso de los luteranos y anglicanos. No así los ortodoxos que celebran la Navidad el 6 de enero, la Solemnidad de la Epifanía para nosotros. Su origen se remonta al inicio del Adviento que empezaba con un pequeño ayuno hasta el Tiempo de Navidad y en el ecuador se hacía un alto para vivir el gozo en el Señor que llega. La representación es el color rosáceo o tono lila para hablar del mitigamiento de las obras de preparación para llegar con un corazón preparado a la Navidad.