Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
sábado IV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 6, 30-34
Para mi, una lectura bellísima del Evangelio. Entrañable y espectacular.
Jesús hoy se revela como un hombre entregado hasta la extenuación: le hace falta, como a todos, buscar un sitio tranquilo y descansar.
Ahora bien, el Señor da palabras de vida. Y así ocurre: atrae profundamente. Da paz a todas las inquietudes más profundas del ser humano. Le buscan.
Y lo muestra: tiene una profunda lastima y compasión, por todas las personas, especialmente por las más débiles y olvidadas. Se olvida de si mismo, y se da a los demás.
Podemos hoy leer este Evangelio, y contemplar a Jesús, el Dios profundamente enamorado de ti, de mi, de todo ser humano. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco