LA BLANCA TRANSFIGURACIÓN
Aunque en Cuaresma se utiliza el color morado en las vestiduras litúrgicas, sin
embargo, apoyados en el relato evangélico que se lee hoy, se puede decir que es
un domingo de color blanco. Lo blanco evoca la inocencia, la alegría, la admiración.
Es color de vida y de luz, opuesto al negro, color de tinieblas y de luto. Es significativo que
el color blanco, con referencia a Cristo, no aparece durante su vida terrena, excepto en el
momento privilegiado de la transfiguración; «sus vestidos se volvieron blancos como la luz»,
cuando en la cumbre del Tabor desveló su gloria. En esta teofanía, similar a la del Sinaí,
Cristo brilló con luminosidad nueva. Los que serían testigos de la agonía en la noche negra
de Getsemaní son los que ahora ven su gloria resplandeciente y blanca.
En múltiples pasajes bíblicos se habla de la «gloria» de Dios que se manifiesta en la
creación, en el éxodo, en el templo de Jerusalén. Pero donde aparece verdaderamente la
gloria de Dios es en la persona de Cristo, resplandor de la gloria del Padre, que un día al
final de los tiempos, vendrá con gloria y majestad a juzgar y salvar. La gran catequesis de
la Cuaresma nos recuerda que…
Tomado de la “Hoja” llamada HOY DOMINGO que nos ofrecen varios sacerdotes desde el Arzobispado de Madrid en su servicio de liturgia. Para leer el texto completo y más información para la semana, hay que entrar en este vínculo: hoja hoy domingo para este día