Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la II semana de Pascua (Ciclo A).
Lecturas: Jn 3, 5.7-15.
Un texto complejo, al menos para mí, pero con un gran contenido.
Leyendo despacio este pasaje evangélico, podemos comprender que el Señor se nos revela como muy libre, como el viento que viene y va; a la vez, se revela como el dador de vida, de redención, de salvación, como el estandarte de la serpiente.
Es curioso ese pasaje del Éxodo: lo mismo que trae la muerte, las serpientes, moldeado por el Señor, el estandarte, trae la vida. O mejor dicho, Dios se sirve de todo, hasta de lo maldito, para transformarlo, y ser fuente de vida. Nuestro Dios, siempre el Dios de la vida, y de la libertad.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco