Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana XXX del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Día 2 de noviembre, conmemoración de todos los fieles difuntos.
Lecturas: Jn 14, 1-6.
Hoy hay varios evangelios para elegir; me he querido quedar con este.
La realidad de la muerte, el panorama de la aniquilación personal definitiva, nos puede llenar de pavor, temor y angustia.
Jesús vive una experiencia religiosa hondisima. Percibe que el Dios Padre que siente y experimenta es el Dios del amor, es el Dios que nos convoca a la vida, que no puede dejar vencer a la desaparición. En este mundo comenzamos a vivir la vida que tendremos en plenitud después.
Jesús descubre esa vida en plenitud, y se descubre a si mismo como enviado por el Padre. Por ello nos repite “no temáis, que no tiemble vuestro corazón”. Todo este Evangelio es una gran invitación a la esperanza.
Podemos leer despacio este Evangelio, fijarnos en cada detalle, y saborear la confianza a la que nos invita el Señor.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco