Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana II de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Mc 9, 2-10.
Me gustaría quedarme hoy en dos detalles altamente reveladores, a mi entender.
Por un lado, Jesús es presentado por el Padre: «este es mi Hijo, escuchadle»
Es el mismo Padre quien presenta a Jesús.
Por otro lado, «la nube»: Dios, el Misterio, lo rodea todo. Lo totalmente desconocido, lo que no se puede ver, lo que nos queda fuera de las manos, de nuestro entender, es quién dice «este es mi Hijo». Jesús es dado a conocer por el Padre. El Padre nos habla para que le entendamos, y nos fijemos en Aquel que realmente es importante para la vida.
Hoy podemos visualizar este pasaje, y contemplar al Señor: el Hijo del Misterio, mostrado por Él. Un Dios hecho persona para que le podamos escuchar.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco