Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana V de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Jn 12, 20-33.
Un texto evangélico, a mí modo de ver, complicado.
Me gustaría quedarme en tan solo dos detalles, ya que esta lectura está llena de contenido.
El Señor unifica la entrega de la vida, el grano de tierra que se pudre y da fruto, con la glorificación al Padre: dar vida, amar, entregarse, es glorificar a Dios.
Glorificar no es buscar “los mejores y más caros materiales”, o la “estética más eficaz, o bella”, sino amar, vivir como Dios desea que vivamos, como vive Jesús.
Hoy podemos contemplar así al Señor, desde su vocación a la entrega. Y pedirle que aprendamos de Él, que vivamos la confianza en el Padre como Él. Glorifiquemos a Dios con nuestra vida.
José Luis, vuestro Párroco