Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la VII semana de Pascua (Ciclo B).
Lecturas: Jn 17, 20-26.
Un texto donde podemos casi «tocar» la profunda intimidad de Jesús con el Padre, «somos uno», y donde vemos su más íntimo deseo: que sus discípulos seamos uno con ellos, con Dios: que vivamos intensamente unidos entre nosotros, y con el Señor.
Podemos descubrir su profundo amor por todos sus discípulos: pide al Padre por nosotros, porque seamos uno con Dios, y para que nos proteja del mundo, del mal.
¿Donde está el criterio acerca de quien es su discípulo? El conocimiento, la relación de amor con Él y con el Padre.
Hoy podemos leer despacio este texto, estas palabras. Podemos visualizar como el Señor hoy nos habla, y podemos poner nuestra vida, nuestro ser, en las manos amorosas del Señor: Él mismo pide por nosotros.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco