Joven de Acción Católica, periodista y escritor, en silla de ruedas durante más de 25 años, y ciego durante sus últimos 9 años de vida. Comunicador de alegría a los jóvenes desde su invalidez.
Nació en Linares (Jaén) en 1920. A los 22 años una parálisis progresiva le sentó en un sillón de ruedas. Su inmovilidad fue total. Los últimos nueve años, también ciego.
Cuando se presentó en Madrid su biografía, “Lolo, un ciego a los altares”, el Cardenal Javierre decía: “Conociendo la predilección que nutre el Papa con los jóvenes y enfermos, cabe imaginar el gozo con que Juan Pablo II habrá de dar su bienvenida a Lolo, al hacer su ingreso en la Congregación de los Santos…”
Y añadía: “No es difícil suponer la alegría que le espera a Juan Pablo II viendo a un inválido ascender a la gloria de Bernini. Conviene que la Congregación de los Santos convierta las escaleras en rampas. No me consta de precedentes de una subida en silla de ruedas. Por ello me encanta pensar que la Providencia haya reservado a “LOLO” el privilegio de semejante primado.
Lolo fue un joven seglar, un cristiano que se tomó en serio el Evangelio, o como decía de él el
Padre Martín Descalzo: “Se dedicaba a ser cristiano. Se dedicaba a creer”.
Tan en serio se tomaba el Evangelio que un día el Hno. Robert de Taizé se acercó a su casa. Lo
vio. Lo oyó hablar. Miró aquel cuerpecillo agarrotado. Tomó la pluma y escribió, en la pantalla de
la lámpara que alumbraba desde el rincón la mesa donde Lolo trabajaba: “Lolo, sacramento del
dolor”.
Biografia Lolo (archivo pdf)