Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves III del Tiempo de Adviento.
Lecturas: Lc 7, 24-30.
El Señor Jesús hoy se presenta admirando a Juan: realmente sus palabras son de admiración hacia este gran hombre, que más allá de cualquier consideración humana es un hombre íntegro y entregado al plan de Dios. Por encima de buscar aprobaciones y adeptos, de buscar seguidores y discípulos, Juan busca ser. Un hombre honesto, fiel a su misión, cueste lo que cueste.
Jesús también admira a los que han acogido la palabra y predicación de Juan, y han cambiado, por encima también de cualquier «clase» o «estatus» social, político o religioso. Ellos han sabido acoger la propuesta de Juan, que es la propuesta de Dios mismo.
Jesús, el hombre que sabe admirar a aquellos que buscan a Dios. Hoy podemos contemplarle así, y pedirle que seamos de aquellos que a ejemplo de Juan, y los que le escucharon, sepamos acogerle a Él. Por encima de desear quedar bien, acojámosle. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco