Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado V de Cuaresma.
Jn 11, 45-57.
El complot contra Jesús va en aumento.
Creo que al leer este Evangelio, nos podíamos hoy fijar en dos detalles: por un lado, en las palabras del sumo sacerdote: conviene que muera uno por el pueblo; por otro lado, la entrega de Jesús, «para reunir a los hijos de Dios dispersos».
Es decir, el Señor se va a entregar hasta el final (toda la vida de Jesús es entrega a los demás, es el hombre para los demás, como dice el teólogo luterano Bonheffer; la cruz es el culmen de la entrega), para reunir a toda la humanidad en el amor: los hijos de Dios dispersos.
Un día más se nos invita a contemplar la realidad inmensa del amor de Dios y su proyecto para toda la humanidad: una familia congregada por el amor.
Si mi, nuestro, Dios es puro amor entregado, yo, ¿cómo voy siendo discípulo suyo, cómo voy viviendo el amor? La vida auténtica solo la tendré cuando realmente viva unido a este Dios que se entrega.
Contemplemos un día más a Jesús, pidámosle ser «de los suyos».
José Luis, vuestro Párroco