Viernes Santo con Santa Teresa de Jesús

PONED LOS OJOS EN EL CRUCIFICADO
Poned los ojos en el Crucificado, y se os hará todo poco.
(VII Moradas 4, 8)
¿Y quién será el soberbio y miserable como yo, que después de haber trabajado toda su vida con todas las penitencias y oraciones que se pueden imaginar, no se ve enriquecido y bien pagado cuando el Señor le permite estar al pie de la cruz con san Juan? (Libro de la Vida 22, 5)

EN LA CRUZ ESTÁ LA VIDA
En la cruz está la vida y el consuelo,
y ella sola es el camino para el cielo.

En la cruz está «el Señor de cielo y tierra»,
y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra.
Todos los males destierra en este suelo,
y ella sola es el camino para el cielo.

De la cruz dice la Esposa a su Querido
que es una «palma preciosa» donde ha subido,
y su fruto le ha sabido a Dios del cielo,
y ella sola es el camino para el cielo.

Es una «oliva preciosa» la santa cruz
que con su aceite nos unta y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz con gran consuelo,
que ella sola es el camino para el cielo.

Es la cruz el «árbol verde y deseado»
de la Esposa, que a su sombra se ha sentado
para gozar de su Amado, el Rey del cielo,
y ella sola es el camino para el cielo.

El alma que a Dios está toda rendida,
y muy de veras del mundo desasida,
la cruz le es «árbol de vida» y de consuelo,
y un camino deleitoso para el cielo.

Después que se puso en cruz el Salvador,
en la cruz está «la gloria y el honor»,
y en el padecer dolor vida y consuelo,
y el camino más seguro para el cielo.

CRUZ, DESCANSO SABROSO
Cruz, descanso sabroso de mi vida vos seáis la bienvenida.
Oh bandera, en cuyo amparo el más flaco será fuerte,
oh vida de nuestra muerte, qué bien la has resucitado;
al león has amansado, pues por ti perdió la vida:
vos seáis la bienvenida.

Quien no os ama está cautivo y ajeno de libertad;
quien a vos quiere allegar no tendrá en nada desvío.
Oh dichoso poderío, donde el mal no halla cabida,
vos seáis la bienvenida.

Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio;
por vos se reparó mi mal con tan costoso remedio;
para con Dios fuiste medio de alegría conseguida:
vos seáis la bienvenida.