Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana III del Tiempo de Pascua.
Lecturas: Jn 6, 52-59
Hoy Jesús nos invita a «comer su carne y beber su sangre».
Si lo tomamos literalmente, es una aberración. Ahora bien, ¿Qué nos querrá decir el Señor cuando nos habla así?
Hace una profunda alusión a su comunión con el Padre: vivo por Él.
Creo que hoy se nos llama a vivir en una intimidad con el Señor Jesús: comer su carne, beber su sangre es vivir inmersos en el misterio de su Presencia en nuestra vida, y dejar que nos transforme en Él. Eso es tener vida plena: vivir unidos en y con Jesús, inmersos en el misterio de vida plena y fuente del ser que es Dios. Vivir en Él, vivir de Él, misterio insondable de amor.
Contemplar hoy este Evangelio es releerlo una y otra vez, hacer silencio interior, y respirar, ser, estar, viviendo inmerso en Él.
Tengamos hoy está experiencia. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco