Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana IV del Tiempo de Pascua.
Lecturas: Jn 19, 22-30
Un Evangelio increíble, la verdad.
Me gustaría unificar a la imagen de Jesús Buen Pastor, dos detalles realmente preciosos en este pasaje.
Me gusta contemplar al Señor «paseando por el pórtico, porque era invierno», me imagino que protegiéndose del frío o de la lluvia, y tomando el sol.
El Señor Jesús es un ser humano como nosotros…¡cuántas veces en invierno buscamos el sol, y en verano la sombra!
Él es como nosotros, es uno más, vive y siente como nosotros…Hoy se nos muestra Paseando, contemplando estando, respirando, sintiendo…
Y en este ser persona, Juan nos muestra al Señor como el Buen Pastor, Él que está íntimamente unido a todo aquel que le sigue, a cada hombre, a cada mujer… «Conoce» a sus ovejas… Nos conoce, tiene esa intimidad especial con cada uno…creo que es fundamental que cada uno sintamos que Él tiene esa especial unión con nosotros, contigo, conmigo…
Y como culmen de este texto, volver a descubrir: «el Padre y yo somos uno»; volver a sentir esa unión especial de Jesús con el Padre. Esa unión que nos une a nosotros con Él. Sentir hoy como a través de la humanidad de nuestro Señor, somos convocados a la plenitud, a la eternidad. Vocación a la vida.
Contemplemos hoy a Jesús, estemos con Él, sintamos y vivamos con Él.
José Luis, vuestro Párroco