Los Papas y el rosario (1)

SAN PIO V
 Entre los numerosos méritos de san Pío V, Papa entre 1566 y 1572, se ha subrayado su amor por la Virgen María que le llevó a la institución de la fiesta del Rosario.
Indica que “Gracias al rezo fervoroso del Rosario, se pueden obtener gracias extraordinarias, por intercesión de la celestial Madre del Señor”.
La fiesta de la Virgen del Rosario fue instituida por este Papa tras la victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 y desde entonces es celebrada por la Iglesia.

LEÓN XIII
Escribió una Carta Encíclica, promulgada el 1 de septiembre de 1883, donde decretó la dedicación especial del mes de octubre al culto de la Virgen del Rosario. Subrayaba la eficacia extraordinaria de esta oración rezada con alma pura y devoción, para obtener del Padre celestial, en Cristo y por intercesión de la Madre de Dios, protección contra los males más graves que puedan amenazar a la cristiandad y a la misma humanidad, y conseguir así los supremos bienes de la justicia y la paz entre los individuos y entre los pueblos.

PÍO XI
Escribió una Carta Encíclica, promulgada el 29 de septiembre de 1937, sobre las plegarias a María., el Santo Rosario y sus bondades.
Nos dice: “la contemplación de los sagrados misterios, ponen ante nuestros ojos, los gozos, los dolores y los triunfos de Jesucristo y de su Madre, con los que recibimos alivio y confortación en nuestros dolores… ¡Y cuánto se apartan del camino de la verdad los que reputan esa devoción como fastidiosa fórmula repetida con monótona cantilena, y la rechazan como algo bueno para niños y mujeres!… A este propósito es de observar que tanto la piedad como el amor, aun repitiendo muchas veces las mismas palabras, no por eso repiten siempre la misma cosa, sino que siempre expresan algo nuevo, que brota del íntimo sentimiento de caridad… Si nuestro siglo en su soberbia se mofa del Santo Rosario y lo rechaza, en cambio, una innumerable muchedumbre de hombres santos de toda edad y de toda condición, lo han estimado siempre, lo han rezado con gran devoción, y en todo momento lo han usado como arma poderosísima para ahuyentar a los demonios, para conservar íntegra la vida, para adquirir más fácilmente la virtud, en una palabra, para la consecución de la verdadera paz entre los hombres”.

PÍO XII
Escribió una Carta Encíclica, promulgada el 15 de septiembre de 1951, sobre la importancia del Rosario en la familia.
Nos dice: “Conocida Nos es la poderosa eficacia de tal devoción para obtener la ayuda maternal de la Virgen, porque, si bien puede conseguirse con diversas maneras de orar, sin embargo, estimamos que el santo Rosario es el medio más conveniente y eficaz…”

SAN JUAN XIII
Escribió una Carta Encíclica, promulgada el 26 de septiembre de 1959, sobre el rezo del Santo Rosario.
Nos dice: “Este (el rosario), como todos saben, es una muy excelente forma de oración meditada, compuesta a guisa de mística corona, en la cual las oraciones del “Pater noster”, del “Ave María” y del “Gloria Patri” se entrelazan con la meditación de los principales misterios de nuestra fe, presentando a la mente la meditación tanto la doctrina de la Encarnación como de la Redención de Jesucristo, nuestro Señor”.