Para leer el Evangelio: domingo 26 septiembre 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo semana XXVI del Tiempo Ordinario.
Lecturas:

Núm 11, 25-29
Sal 18
Sant 5, 1-6
Mc 9, 38-43. 46-48
Si hablamos de lecturas radicales, aquí hay una. Un pasaje evangélico realmente radical.
Lo primero, Jesús nos revela a un Dios que no se deja monopolizar. Ni tan siquiera por los buenos. Los creyentes tenemos la ducha y el privilegio de conocer a nuestro Dios, y tener con Él una relación especialmente estrecha. Ahora bien, nuestro Dios no se queda solo en nosotros y, sino que realmente su Espíritu, su ser, se derrama en toda la tierra, allí donde quiere. Y nadie, absolutamente nadie, es rechazado por nuestro Dios. Lo vemos claramente tanto en la primera lectura como en el Evangelio.
Jesús nos invita a vivir abiertos a su Espíritu, don de Dios al mundo entero, y a la vez a tener capacidad, discernimiento, de rechazar aquello que nos aparta de Él. Tal vez hoy las comparaciones que utiliza el evangelista no sean muy acertadas, pero el mensaje está claro: dejemos de lado aquello que nos aparta de Dios, y por tanto, de los hermanos. La segunda parte de este Evangelio, y la lectura de Santiago, van por este sentido.
Hoy podemos contemplar a un Dios que es para todos, y que nos invita a discernir para ir siendo cada día más fieles a nuestra relación con Él.
Estemos con Él.
Un fuerte abrazo.

 

José Luis, vuestro Párroco