La Encarnación: El Verbo «se hizo hombre», no «vino a un hombre»

San Atanasio – 2 de mayo, obispo y Doctor de la Iglesia
Este gran defensor de la fe fue desterrado cinco veces por luchar contra el arrianismo (negaba la divinidad de Cristo).
Nació en Alejandría (Egipto) en el año 295, donde recibió su formación filosófica y teológica. A los 24 años, en el 325, ya era diácono y acompañó al obispo Alejandro de Alejandría al primer Concilio de Nicea en 325. Allí mostró ser un defensor de la verdadera fe y disponer de amplio argumentario contra los herejes arrianos, que negaban que Jesús fuera Dios igual que el Padre. Así se reafirmó que Nuestro Señor Jesucristo es Hijo Unigénito de Dios, de la misma Naturaleza que el Padre. Así lo profesamos en el Credo.

En el año 328 fue elegido obispo de Alejandría. Entonces los arrianos trataron de influir en el emperador para acabar con él. Por esta causa fue detenido y desterrado cinco veces. Eran tiempos de Constantino I, Constancio II, Juliano el Apóstata y Valente , el siglo IV.

En sus destierros conoció más a fondo la vida de los monjes del desierto. Así fue como escribió la vida de San Antonio Abad (“Vida de Antonio”) y se propuso impulsar la ordenación de sacerdotes entre los monjes.
Pasó su vida enfatizando nuevamente el punto de vista de la Encarnación que se había definido en Nicea y que ha sido esencialmente la fe de la Iglesia cristiana desde su primer pronunciamiento en la Escritura hasta sus últimas manifestaciones en labios del Papa San Pío X en nuestro tiempo. “Permitamos que lo que fue confesado por los Padres de Nicea prevalezca”.

Atanasio murió el 2 de mayo del año 373, luego de haber servido como obispo durante 45 años y tras haber pasado, en total, 18 años de su vida en el destierro.


El Verbo «se hizo hombre», no «vino a un hombre» Esto es preciso saberlo… Si así fuera, es decir si sólo se manifestara en un puro hombre, no habría nada paradójico para que los que le veían se extrañaran y dijeran: «¿De dónde es éste?» (Mc 4, 41) y: «Porque, siendo hombre, te haces Dios» (Jn 10, 33). Porque ya estaban acostumbrados a oir: El Verbo de Dios vino a tal o cual profeta. Pero ahora, el Verbo de Dios, por el que hizo todas las cosas, consintió en hacerse Hijo del hombre, y se humilló, tomando forma de esclavo. Por esto la cruz de Cristo es escándalo para los judíos, mientras que para nosotros Cristo es la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios. Porque, como dijo Juan: «El Verbo se hizo carne…» (Jn 1, 14), y la Escritura acostumbra a llamar «carne» al «hombre»… Pero cuando al fin de los tiempos vino de manera singular, nacido de Maria, para la destrucción del pecado… entonces se dice que tomando carne se hizo hombre, y que en su carne padeció por nosotros (cf. I Pe 4, 1). Asi se manifestaba, de suerte que todos lo creyésemos, que el que era Dios desde toda la eternidad y santificaba a aquellos a quienes visitaba, ordenando según la voluntad del Padre todas las cosas, más adelante se hizo hombre por nosotros.

La unión de la humanidad y la divinidad en Cristo Nosotros no adoramos a una criatura. Lejos de nosotros tal pensamiento, que es un error… Lo que nosotros adoramos es el Señor de la creación hecho hombre, el Verbo de Dios… Nosotros no separamos el cuerpo como tal del Verbo, adorándolo por separado, ni tampoco al adorar al Verbo lo separamos de la carne, sino que sabiendo que «el Verbo se hizo carne», le reconocemos como Dios aun cuando está en la carne (Epistola ad Adelphium, 3).


Estos textos están sacados de las siguientes web, donde encontrarán más textos donde profundizar.:
ec.aciprensa.com/wiki/San Atanasio
recursos/san-atanasio-de-alejandria-4590
https://es.aleteia.org/
san-atanasio-doctor-de-la-iglesia-y-defensor-de-la-encarnacion