Para leer el Evangelio: domingo 11 septiembre 2022

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. ‎
‎Lecturas:

Ex 32, 7-11.13-14
Sal 50
1 Tim 1, 12-17
Lc 15, 1-32
Hoy descubrimos al Señor como el Dios de la misericordia.
Jesús revela, y vive, al Padre como alguien lleno de misericordia. Las parábolas que hoy se nos presentan no son para descubrir la eficacia de los personajes, sino para contemplar cómo es el corazón del Padre, o del mismo Jesús: el que se alegra por el encuentro de la oveja perdida, la moneda extraviada, y los hijos mezquinos y egoístas.
Realmente el protagonista de estas historia es Dios con su entrañable misericordia, reflejado en el padre del relato, bondadoso y tierno, que nos sale al encuentro y nos llena de besos, invitandonos a pasar a la fiesta, a la vida.
Podemos hoy contemplar a Dios mismo en el Dios que “se arrepiente” de la amenaza dada al pueblo que se extravia, y le vuelve a llamar a la vida, al perdón; podemos también descubrirle en como Pablo le siente: se fía de él, se compadece y salva. Y mucho más podemos descubrirle en los sentimientos de amor “a borbotones”, que refleja el padre de los dos hijos, padre que es un amor sin límites. Así sintió Jesús al Padre.
Y así nos ama el Padre. A cada uno. E igual que al hijo pequeño, ni nos deja pedirle perdón, porque su amor va mucho más allá de nuestra limitación. Solo insiste en que volvamos a Él. Sintamonos amados incondicionalmente por Él.
Estemos con El.

José Luis, vuestro Párroco