Tres mártires de la persecución religiosa de los años 30 (13 octubre)

Beato Florencio Miguel García Arce. Nació en Carcedo de Bureba (Burgos) en 1908. Ingresó en el noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en 1924. En 1933 lo destinaron a Berga (Barcelona), donde le sorprendió la persecución religiosa. Pudo alojarse en una casa de campo, propiedad de un ex alumno; pero ante las amenazas que hicieron al dueño, optó por marchar a Barcelona. El 13 de octubre de 1936, al ir a tomar el tren para Valencia, los milicianos lo detuvieron; lo habían estado siguiendo. Después de interrogarle, lo fusilaron en Barcelona aquel mismo día.

Beatos Ludovico María Ayet Canós y Ángel María Presta Batlle, religiosos Carmelitas. El 21 de julio de 1936, al principio de la persecución religiosa, los detuvieron en Tarrasa (Barcelona); el 13 de agosto los trasladaron con otros presos a la cárcel Modelo de Barcelona, y el 13 de octubre de 1936 los fusilaron en el cementerio clandestino de Tarrasa.
Ludovico nació en Villarreal (Castellón) en 1886, estudió en los franciscanos, de joven ayudó a su padre en las labores del campo, colaboró en la catequesis y, a los 19 años, ingresó en la Orden del Carmen como hermano lego. Estuvo destinado en Puerto Rico y Venezuela. En julio de 1936 estaba en el convento de Barcelona y fue a Tarrasa a preparar la fiesta del Carmen.
Ángel nació en Olot (Gerona) en 1915. Vistió el hábito de la Orden del Carmen en 1930, y al año siguiente comenzó el primer curso de filosofía, pero, antes de finalizarlo, por su dificultad en los estudios, pidió seguir en la Orden como hermano lego, y repitió el noviciado. El 22 de julio de 1935 lo enviaron a Tarrasa con el oficio de cocinero.