Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana III de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Jn 2, 13-25.
Un Evangelio curioso, con mensajes que hay que descubrir poco a poco.
Jesús se niega a tener una relación con Dios “comercial”. No puede ver a aquellos que se aprovechan de la buena voluntad de algunos para sacar su ganancia. No puede consentir que se haga negocio de la relación con con Dios. Por ello, debajo de esta reacción peculiar de Jesús, se va a encontrar un deseo de relación con el Padre puramente amorosa.
A la vez, nos indica Juan, el convencimiento por parte de Jesús de la presencia de Dios en Él: su cuerpo es templo, es presencia de Dios.
Y por último, señala el Evangelista, Jesús ve lo que hay en el interior de cada ser humano.
Hoy podemos contemplar así al Señor: Él desea tener con cada uno de nosotros una relación amorosa, conociéndonos profundamente.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco