Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana V del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: Jn 8, 31-42
En mitad de esta diatriba o discusión, creo que sería bueno fijarnos en lo que dice Jesús de si mismo según va hablando: es Él quien se mantiene en la verdad, o Él es la verdad, Él es el Hijo, diferente de ser hijos, es Él quien sale del Padre y está con Él, es la libertad, y está en una estrecha unión y comunión con el Padre.
En la discusión hay una referencia al nacimiento «irregular» de Jesús («no somos hijos de prostitución»), pero sin embargo el Señor mantiene su unión íntima con el Padre.
Creo que está discusión es un buen momento para leer despacio este pasaje y descubrir un día más como es el Señor, y desear vivir en comunión como vive Él con el Padre.
Descubrir a Jesús, estar con Él, por tanto, estar con el Padre, sumergirnos en el Misterio de la presencia de Dios.
José Luis, vuestro Párroco