SABIDURÍA Y DESPRENDIMIENTO
Dos grandes temas de profundo valor teológico se nos proponen a nuestra consideración en este vigésimo octavo domingo ordinario: ¿en qué consiste la verdadera sabiduría? ¿qué hay que hacer para seguir verdaderamente a Cristo?
La primera lectura de la Misa es el elogio que el rey Salomón hace de la sabiduría, obtenida a través de la plegaria. Es un don mayor que toda riqueza, más que los cetros y los tronos, más que
la salud, la belleza y la luz del día. En la Biblia la sabiduría no es la acumulación de conocimientos adquiridos con la experiencia de la vida, el estudio y el trato con los hombres sabios. Tiene una dimensión religiosa, es fruto de la cercanía a Dios, el Sumo Sabio, y se expresa en la piedad y en la observancia de la ley.
En el mundo de hoy, ¿se puede llamar sabio al hombre espiritual? Evidentemente que sí. Porque el hombre sabio es el que intenta ver y juzgar las cosas y los acontecimientos como los juzga Dios: guiado por el Espíritu de la Sabiduría y ayudado por la fe traspasa las apariencias y trata de llegar hasta el interior. La verdadera sabiduría, hoy como siempre, no es principalmente un acto de la inteligencia, sino del corazón, es decir, de toda la persona. La sabiduría espiritual es…
Tomado de la “Hoja” llamada HOY DOMINGO que nos ofrecen varios sacerdotes desde el Arzobispado de Madrid en su servicio de liturgia. Para leer el texto completo y más información para la semana, hay que entrar en este vínculo: hoja hoy domingo para este día