Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana IV del Tiempo Ordinario.
fiesta de la Presentación del Señor en el templo.
Lecturas: Lc 2, 22-32
Un relato para visualizar y contemplar los diferentes personajes e introducirnos en el acontecimiento.
María y José viven la costumbre, la ley de su momento, desean dedicar el Niño a Dios. Ofrecen lo que tienen y pueden.
Simeón y Ana, día personas sencillas, confiadas, que confían en Dios, aunque la vida no les haya tratado muy bien.
Y Dios que aparece no de forma omnipotente, todopoderoso, sino en alguien débil, frágil, un bebé, un niño. Pero qué es la luz que ilumina nuestra persona, nuestro ser, si le acogemos en nuestra vida. Luz para el mundo. Luz para cada uno de nosotros. Vida en nuestras pequeñas, o grandes, muertes.
Hoy se nos convoca a contemplar este pasaje, y a pedir: introducirnos en él, pedir capacidad de acogida y de reconocimiento de la Presencia de Dios, y dejar que Él nos ilumine. Estar con Él.
José Luis, vuestro Párroco