La liturgia de las horas: Completas

De entre las celebraciones del Oficio Divino destacan especialmente dos: los Laudes, oración de la mañana, y las Vísperas, oración del atardecer. Estas dos celebraciones son como el “quicio” sobre el que gira toda la Liturgia de las Horas. Estas dos son las “horas” principales. Hay además, una celebración pequeña y humilde: la oración antes del descanso nocturno: las Completas.

“Protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz”, Completas
Antes del descanso nocturno se rezan las Completas. Es, por tanto, la última oración del día. Su estructura es muy simple: se abren con el versículo “Dios mío, en mi auxilio”. Antes de rezar el himno se hace el examen de conciencia. Se trata de examinar, a la luz de la fe, el día que ha transcurrido, pidiendo perdón a Dios especialmente por lo que el pecado no nos ha dejado hacer.

En el rezo individual, el examen de conciencia se hace en un momento más o menos prolongado de silencio. Cuando las Completas de rezan comunitariamente se utiliza uno de los formularios del acto penitencial de la Misa, es decir: o bien el “Yo confieso”, o la letanía “Señor, ten misericordia de nosotros…” o las aclamaciones a Cristo: “Señor, ten piedad”, introducidas por breves frases, llamadas “tropos”. En cualquier caso, no debe faltar un tiempo de silencio oportuno que nos permita entrar en un diálogo con Dios, examinando nuestra conciencia a la luz de su Palabra.

Acabado el examen de conciencia se hace el himno. Como en las demás celebraciones, después del himno viene la salmodia. En Completas se reza un único salmo –o dos muy breves, en el caso de los miércoles y de los sábados.

Las Completas tienen un ciclo semanal: cada semana se repiten los mismos salmos. Hay salmos para cada día de la semana, incluyendo las primeras Vísperas del domingo –en la noche del sábado al domingo– y las segundas Vísperas. En el caso de las solemnidades se rezan también esos mismos salmos, porque las solemnidades tienen, como el caso del domingo, primeras y segundas Vísperas, es decir, comienzan en la tarde del día anterior.

¿Qué salmos se han elegido para la Completas? Fundamentalmente salmos que hablan de la confianza en el Señor, especialmente en medio de las dificultades, de las tinieblas. Al día siguiente, con el alba, la oración de Laudes cantará, como recordaremos, la alabanza de la luz que rompe esas tinieblas. Pero ahora, en medio de la noche, antes del descanso nocturno, siendo las tinieblas un poderoso signo de todo lo que nos aparta de Dios, rezamos confiados y pedimos al Señor que permanezca junto a nosotros.

Las Completas son una oración que muchos recitan de memoria. En este caso se puede utilizar siempre la salmodia del domingo.

Después del salmo –o de los dos breves salmos– viene una lectura brevísima, un responsorio que es siempre el mismo –”A tus manos, Señor encomiendo mi espíritu. Tú, el Dios leal, me librarás”–, que redunda en el tema del abandono confiado en Dios, y el cántico evangélico, que en el caso de las completas es el cántico del anciano Simeón, que reza a Dios cuando ha podido tener en sus manos al Niño Jesús, colmando así el anhelo de toda su vida. Es el cántico del Nunc dimittis: “Ahora, Señor, según tu promesa…”.

Las Completas concluyen con la oración final y con la bendición: “El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa”, que se hace incluso aunque se reciten las Completas individualmente.

La última oración del día se vuelve hacia la Virgen María, recitándose una de las cuatro antífonas marianas que propone el Oficio de Completas, concluyendo así, con la intercesión de María, un día que, ayudados por la oración, ha podido transcurrir en la presencia del Señor.


La liturgia de las horas: Laudes, Vísperas y Completas