El curso pastoral arranca en Madrid. Por todo ello, «nada mejor que comenzar» ante la Palabra de Dios, poniéndose «a la escucha del Señor Jesús» para que «sea Él quien nos haga juntos coger el impulso que nos anime y aliente para ponernos a caminar en clave de Iglesia peregrina». Insiste el arzobispo de Madrid en ese juntos, «todos juntos»: comunidades, parroquias, asociaciones y realidades «que formamos la Iglesia de Madrid».
Para ello, el cardenal ha convocado la Semana de la Palabra, una iniciativa en la diócesis que se desarrollará del 22 al 28 de septiembre.
La idea es que, durante esos días, de que todas las actividades «giren alrededor de la contemplación y la escucha comunitaria de la Palabra de Dios». No es «hacer muchas cosas extraordinarias, sino que lo ya planificado para mayores, familias, jóvenes y niños tenga este contenido y coincida en los mismos días en toda la diócesis». Deja la puerta abierta el cardenal a, «si se ve conveniente», programar alguna celebración especial o «algún ejercicio comunitario de lectio divina» en la parroquia o el arciprestazgo. «En definitiva -subraya- se trata de ir juntos a una, iluminados por la Palabra de Dios, para, desde el principio, enfocar el curso».
Gabriel Benedicto, vicario de la Vicaría VI, coordina la comisión que se han encargado de preparar la Semana de la Palabra. La iniciativa «es para arrancar el curso no metidos en nuestras ideas, ánimos o desánimos, sino en ese querer de Aquel que nos vuelve a llamar y nos envía, dando sentido a nuestro ser Iglesia», que no es otro que «hacer visible el amor de Dios en medio del mundo». Benedicto advierte de cómo a veces sucede que el día a día puede quedarse sumido en un programar catequesis, bautizos, «y nos olvidamos de hacer de nuestro hacer una respuesta al querer de Dios». Así, la Semana de la Palabra «está en función de retomar después del verano la llamada de Dios a ponernos al servicio del mundo, de los hombres, con un tono vocacional».
Para reconocer la voz de Cristo, que en resumen es la Palabra, es importante «abrir el oído y escuchar a Aquel que nos habla» en la vida cotidiana. Porque Dios habla «en aquello bueno que nos pone delante»; en asuntos que «hace fecundos, que Él bendice e indica que sigamos trabajando por ahí»; en cosas que «no nos pide y no salen o no las bendice»; y también en «gritos o necesidades», en situaciones nuevas, por ejemplo, «de cómo evangelizar a aquellos que llegan a nuestra ciudad, a aquellos que se han alejado, o a aquellos que no saben de Dios».
La semana será una invitación a «actualizar lo que es propio de un cristiano, que es escuchar». Y esto lleva «a salir de nuestras ideas preconcebidas y a sorprendernos de Aquel que siempre va más allá». En este punto, Benedicto introduce una nueva actitud, la de la obediencia: «Escuchar va muy de la mano de ponerse por debajo de Aquel a quien escucho y obedecerle»
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Materiales propuestos: lectio divina para grupos