Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la XXIX semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 10, 35-45.
Yo hoy resaltaría dos ideas que brotan de este Evangelio.
Los dos hermanos se acercan y dicen a Jesús «Maestro, queremos que hagas…»
¿Que confianza daría Jesús a sus discípulos para que le digan esas palabras…? Me gusta sentirme acogido, confiado, querido por el Señor. Aún equivocándose, el Señor acoge a aquellos, nos acoge a cada uno, nos da confianza para acercarnos a Él.
Cuanto habla el Señor con todos, les muestra su corazón: he venido a servir y a dar la vida, he venido a amar, ¿no os dais cuenta?»
Es decir, Él mismo se propone como ejemplo de servidor. Y su camino nos lo propone a cada uno: sed como yo.
Hoy ante esta lectura evangélica podemos contemplar así a Jesús, al Señor: el Dios que tanto nos ama que nos deja acercarnos con confianza, y se muestra como servidor para darnos vida. Vamos a contemplarle y a pedirle que día a día nos acerquemos a Él para ir siendo como Él.
José Luis, vuestro Párroco