Las iniciativas son de la Obra Pontificia de Infancia Misionera, que en todo el mundo promueve la formación de los más pequeños. Nacida oficialmente en París el 19 de mayo de 1843 por intuición del obispo de Nancy, monseñor Charles Auguste de Forbin-Janson (1785 – 1844), impresionado por los relatos de los misioneros chinos sobre el drama de los niños obligados a abandonar a sus familias por falta de dinero, fue reconocida como «Obra Pontificia» por el Papa Pío XI el 3 de mayo de 1922.
Se han llevado a cabo varios proyectos en los cinco continentes gracias a la red internacional de niños que, con sus oraciones y sus contribuciones, ayudan a los misioneros en su trabajo. La Obra Pontificia de la Infancia Misionera tiene precisamente como objetivo hacer de los niños los protagonistas de la misión en el apoyo a los numerosos religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos que en todo el mundo se comprometen a favor de los niños. Todo esto deriva de un camino de formación misionera, el lema de la Infancia Misionera es de hecho «Los niños ayudan a los niños». Los misioneros proporcionan educación, salud y formación cristiana a más de 4 millones de niños en 120 países. Para financiar las Obras Misionales Pontificias en los diferentes países está el Fondo de Solidaridad Misionera Universal para los Niños de la Santa Sede que distribuye las donaciones recibidas en los 1.115 territorios de misión que dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Los proyectos financiados en 2020 son 2.800; gracias a la generosidad de miles de niños y adultos de todo el mundo, se recaudaron 16.924.025 dólares y España aportó 2.162.193,92 euros. Millones de niños han tenido un refugio donde vivir, han asistido al catecismo, han aprendido a leer y escribir y han recibido atención médica.
información tomada de las webs: Vatican News y Delegación de Catequesis (archimadrid.es)