Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana VII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: 1Sam 26, 2-24; Sal 102; 1 Cor 15, 45-49; Lc 6, 27-38.
Un Evangelio de lo más exigente y excepcional. El amor a todos, hasta a los enemigos.
Tal vez no tengamos «enemigos», gente que nos odie y a quienes odiamos, a quienes deseamos todo tipo de mal y hasta rencor, como pudiera ser el caso de David con el rey Saúl. Pero si hay personas a quienes nos cuesta aceptar y querer.
¿Quién es aquel que es modelo de amor, de perdón, de misericordia y de desear lo mejor hasta para con aquellos que le odian y maltratan? Jesús el Señor.
Si nos damos cuenta, el Evangelio está hablando del Maestro. Nos muestra quién es. El hombre celestial de quién habla Pablo es Jesús.
Hoy estas lecturas las podemos leer, saborear, contemplar, y descubrir un día más como es Aquel que sabemos que nos ama.
Estemos con Él, deseemos ser como Él. Él habita en nosotros.
José Luis, vuestro Párroco